top of page
Foto del escritorMaría Paz Serra

Estetica Moderna en F for Fake (Orson Welles)

Actualizado: 4 abr 2018

El ensayo fílmico de Orson Welles, F for fake (F de falso, 1974) narra en su línea central la historia de Elmyr de Hory, uno de los más afamados falsificadores de arte del s. XX, junto a la de Clifford Irving, biógrafo de Elmyr y autor de otro gran fraude, la Autobiografía de Howard Hughes (1971). La personalidad de Welles adorna la película acabando con su aceptación de ser él mismo, también un farsante. Se trata de una magnífica reflexión sobre uno de los temas que más insistentemente aparece a lo largo de toda su filmografía: la dualidad entre lo real y lo ficticio en la representación artística. Los cuestionamientos en el film circundan en cuál es la concepción del arte, en el carácter original de las obras, la definición de artista y de fraude. Todos conceptos que han sido cuestionados en el campo estético dentro de los periodos históricos del romanticismo y la modernidad.

Para poder tematizar y analizar estos cuestionamientos, partiremos del visionado de tres fragmentos del film. El primero de ellos será a partir del min 00:58:37 hasta el min. 00:59:19. En este primer caso, es Clifford Irving quien habla acerca de la única y más importante característica sociocultural que permitió a Elmyr vivir durante 22 años vendiendo falsificaciones en todo el mundo: El mercado del arte. Si bien este concepto es profundizado a lo largo del film, en este fragmento, se contraponen el discurso de Irving, quien explica que a causa de la practica ilícita de Elmyr, este se ve obligado a mudarse continuamente de ciudad, con la del propio Elmyr, quien testifica que “el placer de la vida es viajar, para conocer gente y costumbres nuevas”. Ambos discursos quedan como voz en off, mientras se suceden imágenes de los Estados Unidos en la modernidad, con edificaciones nuevas, carteles de neón, y restaurantes multinacionales. La utilización de estas imágenes para ejemplificar los discursos contrapuestos de ambos personajes, funciona como metáfora de los cambios socioculturales dentro de la modernidad. En primer lugar, la constatación de que Elmyr pudo vender sus falsificaciones gracias al mercado del arte, nos conlleva a relacionarlo con los pensamientos de Baudelaire acerca de su definición del Artista Moderno, a quien juzga como “niño mimado sin profundidad,(…) realiza una práctica exclusiva del oficio(…) Pinta y asfixia su alma, y sigue pintando, hasta parecerse finalmente al artista de moda,y hasta que por su tontería y su habilidad merece el sufragio y el dinero del público. El imitador del imitador encuentra sus imitadores, y cada uno persigue así su sueño de grandeza[1].(…)”Boudelaire aquí advierte que el oficio de artista desde su concepción pre moderna se estaba perdiendo, lo que en el film se ejemplifica tanto en Elmyr como en Irving. Siguiendo con el pensador, menciona que “quien tiene la necesidad de alardear no es un buen artista, necesita alardear para sostener su obra débil.[2] Con ver apenas los gestos y signos corporales de Elmyr, podemos claramente identificarlo con esta última cita. Su alarde y orgullo acerca de su producción esconden la incapacidad de no haber podido triunfar con sus obras propias, como también se ejemplifica en su discurso acerca de viajar por placer, mientras que en realidad escapaba de la ley. Aquí se identifica la idea central del texto de Baudelaire: El problema, tanto del s. XIX, como en el s. XX, que trajo consigo el Capitalismo, es la relación de Arte y Mercado: el financiamiento en la modernidad se dirige a los artistas de la repetición. En segundo lugar, la utilización de las imágenes de la ciudad norteamericana en este fragmento podrían ser relacionados con las concepciones de la modernidad de Walter Benjamin, de modo que las imágenes, ilustran las oposiciones entre los discursos de Elmyr e Irving acerca del mercado del Arte, aludiendo a la “modernidad, entendida como movimiento y velocidad de la ciudad[3]. Luego profundizaremos en la teoría de este último autor.

En un segundo fragmento, correspondiente al final del film, desde el min.01:26:21 hasta el min.01:26:40, el mismo Welles es quien habla directamente a cámara, apelando al espectador, y advirtiéndole: “Al principio, yo les hice una promesa, ¿Recuerdan? Les prometí que durante una hora, les contaría sólo la verdad. Esa hora, damas y caballeros, ha terminado. Durante los últimos 17 minutos he mentido como un malo de la cabeza”. Aquí Welles retoma el tema de la verdad/mentira o real/falso como ha venido haciendo a lo largo del film: primero en el oficio de falsificadores de los personajes, segundo en las ficciones filmadas con estética documental y tercero, atribuyéndose el mismo el trabajo de haber mentido acerca del romance entre Oja Kodar y Pablo Picasso. La belleza del Arte, ya sea pictórico como cinematográfico, se nos presenta aquí bajo la no verdad, una relación que podríamos relacionar con la obra de Nietzsche: el pensador propone al Arte como “el conocimiento de la verdad de aquello que no es verdadero”, “es una máscara, una ilusión necesaria pero falsa, que afirma la verdad de las falsedades. Para existir es necesario enmascararse, crear ficciones para construir sentido al devenir de la existencia”[4]. En el caso de F for Fake, como en el resto de las producciones artísticas, la ficción es creada en la génesis de cada obra, es su carácter constitutivo. En otras palabras, la obra de arte de la modernidad aplica la no verdad de Nietzsche desde el momento de su concepción, porque, si la “obra de arte es una promesa de felicidad”, lo es porque genera falsedades para construir un fundamento de carácter ontológico, y englobando ideas, este es el discurso que nos plantea Welles: el cine es, a través del procedimiento de montaje de planos, un fraude, ya que bajo la apariencia de realidad que muestra, se esconde la mayor mentira que un medio artístico pueda perpetrar: la falsificación de la realidad.

Finalmente, el tercer y último fragmento, desde el min.00:27:46 hasta 00:28:12, muestra a Elmyr, pintando una obra propia, un retrato de “el más famoso falsificador”, Miguel Ángel, firmado por su trazo, pero realizando la firma de Orson Welles. Aquí todo proceso alrededor de la no verdad se pone en jaque: Decir que el más famoso falsificador fue Miguel Ángel denota que este oficio no es propio del periodo histórico moderno únicamente, la firma de Welles denota a un signo no verdadero, y finalmente, ver por primera vez en el film una obra propia de Elmyr. Los planos que muestran los trazos del pincel y la concentración del artista nos remiten al concepto de Aura de Walter Benjamin, “el aquí y ahora del momento de la producción de la obra, que denota su autenticidad”. Pero justamente, la autenticidad de este cuadro, su concepción histórica, su aura, son registrados y exhibidos por el proceso mismo que atrofia el aura: La reproductibilidad Técnica del aparato cinematográfico. Todo en cuanto se relaciona al contenido del fragmento, su discurso, contenido, la exhibición de la obra de Arte, y su reproducción atribuye un quiebre en la concepción del Arte como tal. Aquí la belleza del Arte se transmite a través de la reproductibilidad técnica, a través de una de las ramas del arte de mayor alcance en el consumo de masas: la cinematografía. De este modo, y retomando a Benjamin, la cultura se transmite de forma hegemónica apoyada en las clases dominantes, de forma impuesta a través del cine. La sociedad es representada a través de este vaivén de concepciones del arte, como una masa que se alimenta de las falsedades que son evidenciadas por el film, otra obra construida por la falsedad. Mientras que el Arte Aurático de Elmyr, su retrato, es tradicional, con simbiosis al lugar en donde se ha producido, de valor cultual; este mismo es reproducido a través de un arte post-aurático, film que se emancipa de los lugares de pertenencia, de puro valor exhibitivo. Como espectadores, asistimos al proceso de creación de una obra de arte auratica a través de la imposición ideológica que nos exhibe la obra de arte post auratica.

En conclusión, el film de Welles es un collage de imágenes e ideologías que se fusionan con el fin de poner en crisis toda concepción de Arte, Artista, Obra, Verdad y Fraude. Las diferentes teorías mencionadas son apenas algunas de una gran variedad de lecturas posibles de F For Fake. Es que en la multiplicidad de recursos, la contraposición, y análisis, se evidencia el carácter moderno (o postmoderno) que plena la obra, haciendo de este contradictorio contenido, la verdadera obra de arte.

[1] Baudelaire, Charles.”Salón de 1859” Pp.76


[2] Baudelaire, Charles.”Salón de 1859”


[3] Benjamin, Walter. “Arte en la Época de su Reproductibilidad Técnica”


[4] Nietzsche, Friedrich. “Genealogía de la moral”

3 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Commenti


bottom of page