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  • Foto del escritorMaría Paz Serra

Juzgar riendo, connotaciones del cerdo sagrado. Okja (2017) Bong Joon-ho

Actualizado: 4 abr 2018

Luego de un mes de su estreno en el marco de la 70ª

edición del Festival de Cannes, donde generó polémica y discusión, es el día de hoy, el 28 del mes de Junio, cuando se estrena mundialmente en la plataforma para la que fue creada, Netflix, la película Okja de Bong Joon-ho. La polémica se generó a causa de un error técnico de adaptación de la pantalla a la proyección del filme, y también por su participación en la competencia por la Palma de Oro. Aquí el cuestionamiento fue por la exhibición, ya que Netflix no la presentará en salas de cine, lo que va en contra de los estatutos del certamen. Si bien estos hechos podrían ser juzgados como estrategias de marketing para la publicidad del film, en mi opinión, la dirección y realización de cada área de Okja están a la par de cualquier otro film del certamen. Pero este es un puntapié para una larga discusión que nos llevaría a especular sobre la política de autores, la defensa del cine nacional y las nuevas plataformas on demand, lo cual preferimos dejar para más a delante.

Pero volviendo a lo que nos compete, Okja expone a la luz conflictos sociales contemporáneos que en el contexto diegético del film generan una controversia ética y moral: la creación de Okja, un cerdo genéticamente alterado para ser de mayor tamaño, se idea con el fin de abastecer al gran porcentaje de pobreza que no puede acceder a un plato de comida, pero la mentalidad marketinera de la compañía que diseña este plan genera una competencia con plazo de 10 años para ver cuál de los 26 “supercerdos” creados artificialmente será más grande y sabroso. Este es el comienzo del film, una sociedad con claras diferencias de estrato social, una economía de consumo capitalista, y la manipulación genética de la vida animal, es el plato de entrada.

Seguidamente, una elipsis de (si, 10 años!) nos presenta a Mija, una niña que vive en Corea, y precisamente, la mejor amiga del supercerdo que fue enviado a ese país. En esta secuencia de presentación de personajes, la belleza de la naturaleza con planos perfectamente armoniosos nos genera empatía y cariño hacia el animal, declarando los principios ecológicos que guiaran el film, y remitiendo a películas de consumo familiar con protagonistas del reino animal.

El conflicto se desata cuando la empresa que produjo a Okja llega a buscarla, para llevársela a Nueva York y finalmente, degustarla para consagrarla ganadora del concurso.

Bong Jon-hoo, un sociólogo con 17 años de carrera en cine, y seis largometrajes en su haber, tiene la capacidad de que sus films sean plenos de vida e idiosincrasia propia, con paisajes, humor y personajes característicos de su tierra natal.

Okja es uno de esos casos. La sátira y denuncia a las corporaciones americanas, y sus personajes estereotipados, tales como (la siempre excepcional) Tilda Swinton como la malvada CEO de la corporación Mirando, o un veterinario conductor de programas ecológicos, alcohólico y cínico interpretado por Jake Gyllenhaal; se combina y complementa con la belleza de la naturaleza oriental, con personajes como la mencionada Mija, una niña de pocas palabras y gran determinación, en la piel de Ahn Seo-hyun; y finalmente, un grupo ambientalista en defensa de los animales, que actúan de forma pacífica para combatir los experimentos y el uso de transgénicos, denominados “Animal Liberation Front”, interpretados por Paul Dano y Lily Collins, entre otros.

Es en medio de esos mundos paralelos, en una mezcla de thriller y comedia, donde emprendemos la aventura de la niña para rescatar a su amigo gigante. En otras palabras, es dentro de un contexto de conflicto social propio de nuestros días, en donde el camino del héroe se desarrollará como entretenimiento de consumo familiar.

Ahora bien, en el film, plenan las referencias hacia el significado del cerdo: Mija recibe un cerdo de oro de parte de su abuelo, consigue dinero de su alcancía en forma de cerdito, y la mayor búsqueda de la corporación Mirando es buscar una fuente que provea de mayor cantidad de panceta. El chancho es crucial para la filosofía, tanto oriental como occidental: mientras que para los orientales los cerdos son considerados los más generosos y honestos, no soportan las injusticias y la mala fe, son comprensivos y tolerantes (clara radiografía de Okja). Y en ese mismo hemisferio, las personas nacidas bajo la influencia del cerdo en el horóscopo chino son personas que actúan con honestidad y franqueza, su mayor talento es sentirse feliz con las pequeñas cosas que le da diariamente la vida: aquí la radiografía es de Mija, quien representa en forma ideal estas características.

Su contraposición, en la cultura occidental, el cerdo es sinónimo de gula y pereza, además de ser el mayor proveedor de alimentos para los Estados Unidos.

Aquí tenemos lo que podría ser una oposición de ideologías entre ambos lados del globo, ambas dentro de los conflictos sociales de la actualidad: en un mundo con emergencia ambiental, calentamiento global, pobreza, capitalismo y consumo, el occidente reacciona a través de “soluciones” artificiales, mientras que es el oriente el que utiliza la belleza de lo cotidiano para disfrutar del presente, tal como se nos presenta Mija en el primer plano en que la vemos, soplando un panadero. Se detiene en una experimentación sensorial en relación a elementos comunes, lo que según la filosofía oriental se trata de una postura mental que consiste en estar alerta de sí mismo, al cual denominan centración.

Los personajes que viven en Japón no se presentan con interés por el dinero o el consumo en general, sino que el mismo medioambiente en el que viven, sumado a su amistad es lo más valioso de sus vidas; mientras que todos los occidentales tienen a los intereses económicos como meta y la única relación que se representa es entre las hermanas dueñas de Mirando, las cuales se destrozan para conseguir su cometido. Si bien estas estrategias generalizan y aumentan la representación estereotipada de ambas filosofías, genera un debate sociológico que es a lo que apunta la totalidad del film.

Okja es multiplicidad: de géneros, de estereotipos, de críticas sociales. Podrá ser juzgada de ambiciosa y/o polémica, de comercial y/o simplista, pero Bong Joon-ho logra cuestionarnos y emocionarnos a través de un animal inventado y una nena que apenas emite palabra (a lo Miyazaki), y lo hace de forma exquisita.

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